La mente es como ese paracaídas. Cada vez que te “quieres aventar” a algo nuevo o diferente, necesitas que la mente se abra y esté dispuesta a ver y vivir las cosas de manera distinta, sino no tiene caso que lo hagas. No tiene caso que te avientes del paracaídas si sabes que no va a abrir, porque literalmente estás destinado a morir en el intento; qué pérdida de tiempo, y que desgaste. Es como los que contratan un nuevo sistema para la gestión administrativa de su empresa, pero están seguros de que nada sirve más que el papel y el lápiz. ¿Para qué correr un riesgo, si no estoy dispuesto a abrir mi mente?
¿Para qué carajos emprendes y aprendes “nuevas cosas” si tu mente está necia, cerrada y terca y no se abre a las nuevas posibilidades que puedes generar al arriesgarte y atreverte? Puedes accionar dando la impresión de que eres abierto, innovador y creativo, pero tu mente y actitud demuestran lo contrario.
¿Cómo puedes saber que tu mente está abierta?
- Ves las cosas con una perspectiva diferente
- Empiezas a ser más empático ante nuevas ideas y formas de pensar
- Cuestionas todo, no lo crees solo porque sí
- Piensas en por qué si, no en porqué no…
- Escuchas activamente nuevos puntos de vista y nuevas ideas ajenas a las tuyas
- Eliminas juicios y “eso ya lo probé” “eso no sirve” “eso es imposible”
- Decides probar una nueva idea, a pesar de tu ya tener una que “funciona”
¿Qué tan abierta está tu mente en realidad?