[vc_row type=”in_container” full_screen_row_position=”middle” scene_position=”center” text_color=”dark” text_align=”left” overlay_strength=”0.3″ shape_divider_position=”bottom”][vc_column column_padding=”no-extra-padding” column_padding_position=”all” background_color_opacity=”1″ background_hover_color_opacity=”1″ column_shadow=”none” column_border_radius=”none” width=”1/1″ tablet_text_alignment=”default” phone_text_alignment=”default” column_border_width=”none” column_border_style=”solid”][vc_column_text]Hace unos meses me topé con esta foto en twitter, y me pareció muy acertada, por lo que quería compartirla y hablar un poco de este tema:
Traducido:
CFO pregunta al CEO: “Qué pasa si invertimos en desarrollar a nuestra gente y luego se van?”
CEO contesta: “¿Qué pasa si no lo hacemos, y se quedan?”
Esto ejemplifica uno de los efectos más racionales y naturales que podría tener no invertir en el desarrollo de nuestra gente. ¿Qué pasa si se quedan y no son lo suficientemente aptos para desempeñar cada vez mejor su trabajo? Es un hecho que la empresa sufre las consecuencias. Definitivamente, invertir en nuestra gente tiene un efecto directo en los resultados de la empresa, en su desempeño, en el rendimiento y en muchas otras métricas más.
El problema es que creemos que nuestra intervención para desarrollar a nuestros equipos, se limita a la parte técnica; es decir, darles más herramientas de trabajo, más capacitaciones operativas, más conocimiento sobre cómo hacer mejor lo que tienen que hacer…No cuestiono nada de esto, al contrario, creo que es fundamental para seguir construyendo empresas de valor, pero creo que no es suficiente.
Daniel Goleman dice que las personas son contratadas por sus habilidades técnicas, y despedidas por su falta de habilidades emocionales. La gran mayoría de las veces le damos más importancia a los conocimientos técnicos o habilidades “hard”, que a las habilidades más blandas, y bajo esta lógica contratamos, premiamos y promovemos gente.
Necesitamos entender que las habilidades emocionales y de gestión y desarrollo personal de las personas, son incluso más importantes que las otras. Necesitamos entender que capacitar a nuestra gente en ello, es una inversión necesaria. Necesitamos entender que si una persona no vive valores como la responsabilidad, el compromiso, la resiliencia, la flexibilidad, la comunicación, el trabajo en equipo, o por ejemplo, no se siente plena, satisfecha, motivada, con confianza, con poder…puede tener todas las habilidades técnicas, pero probablemente no sea tan eficiente como quisiéramos.
Además de ver esto desde la lógica de resultados y crecimiento empresarial, que es el objetivo de toda empresa, necesitamos verlo desde la lógica de generar mejores trabajadores. Es una responsabilidad que tenemos con todos aquellos que pasen por nuestras manos.
[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row type=”in_container” full_screen_row_position=”middle” scene_position=”center” text_color=”dark” text_align=”left” top_padding=”5%” overlay_strength=”0.3″ shape_divider_position=”bottom” shape_type=””][vc_column column_padding=”no-extra-padding” column_padding_position=”all” background_color_opacity=”1″ background_hover_color_opacity=”1″ column_shadow=”none” column_border_radius=”none” width=”1/1″ tablet_text_alignment=”default” phone_text_alignment=”default” column_border_width=”none” column_border_style=”solid”][social_buttons facebook=”true” twitter=”true” google_plus=”true” linkedin=”true” pinterest=”true”][/vc_column][/vc_row]